lunes, 15 de abril de 2013

11. Nerea

Judas a su lado era un aprendiz. ¡Y por treinta monedas, habrase visto despropósito mayor! De niña se ponía enferma cada vez que el cura leía ese pasaje de los Evangelios. Por el hijo de Dios el muy merluzo tendría que haber sacado cien veces más. Y para más inri debía identificarle en el huerto de los Olivos, con lo cual corría un riesgo personal. ¡Encima! Una cosa es ir por la espalda, y otra pringarse. Eso debía pagarse como un plus. Todo traidor que se precie ha de pensar en la continuidad, y si te implicas no duras en ese negocio. Lo dicho, Judas era un aprendiz y un incauto de tomo y lomo.
Y luego el muy tonto va y se ahorca por remordimientos. Si es que Dios da pan a quien no tiene dientes. ¡Ella jamás desaprovecharía una oportunidad así!
No. Desde luego.
Nerea nunca ha tenido problemas de conciencia. Ombligo sí, y morro también, pero la conciencia es un concepto ajeno a la muchacha. Posee un concepto elevado de su talento. Habría vendido a su madre por dinero, si es que alguien hubiera estado dispuesto a pagar por esa vieja carcamal de lengua viperina aficionada al coñac, pero jamás por cuatro perras. Sostiene que la traición no puede ser barata. En su despacho tiene un póster que reza: «Si pagas con cacahuetes solo trabajarán para ti los monos».
Barata no es. Imagino que ya se habrán dado cuenta.
Y eso es una convicción que le viene de lejos. Las compañeras del colegio le cantaban «Acusica, barrabás, en el infierno te verás y nosotras en la gloria, comiendo pan y cebolla». Pero lo cierto es que las tenía acongojadas a todas con sus chivatazos. Además, si la gloria era comer pan y cebolla, Nerea prefería el infierno con Chanel, Ralph Lauren y Armany. Las beatas siempre fueron unas ordinarias.
Durante años fue propietaria de una agencia de detectives y ahora, con la crisis y este ambiente tan sanote que reina en la vida pública española, ha ampliado el chiringo: forma parte de la cúpula de un partido político. No me pregunten cómo, aunque me da el barrunto que tiene fotos de todos y las ha hecho valer.
Ocupa un despacho en la sede nacional. En la puerta de su oficina no figura cargo o mención alguna. No hace falta: todos evitan pasar por delante si es posible y nunca dejan de entrar si hay que jugar sucio. Y es que Nerea, como Judas, tiene una reputación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario